Friday, October 13, 2006



Rueda mi mente



Tal es una canción que a la generación de los ochentas les recuerda a Sasha. Sasha-Timbiriche. Símbolo del exito infantil y el abuso hasta arruinar la adolescencia. Símbolo de la decadencia de los ídolos juveniles pre-fabricados.

Pero de Sasha a Sasha prefiero a Alejandra Asimovic Popovic mejor conocida, y admirada, como Sasha Montenegro. Y es que, ¿qué sería del cine mexicano sin su sempiterna prescencia en pantalla? ¿Quién no la ha visto en aquellos churros mojigatos al lado de Alfonso Zayas, Rafael Inclán y compañía? Seguramente muchos. He de confesar que me gusta ver los videohomes que tanta vergüenza han dado, segun mucha gente, a nuestra cultura cinematográfica. Alguna vez me decía mi mujer: 'Creí que sólo mi papa veía 'eso'..." Mi firme creencia es que no hay mejor retrato social que tales churros. Reflejo bastante real de lo que sucede en las calles. Nada que ver con las comedias agringadas que vemos en el Cinemex, Cinepolis y cadenas similares. Los albures, las encueratrices, las producciones chafísimas son resultado de la sociedad. Todo malhechote. A ver que sale. El desmadre por sobre todas las cosas.
Ni más ni menos. Asi que no es morbo lo que me lleva a ver tales obras. Es mero interés sociológico.

Y regresando a Sashita, volvió a colgarse del escándalo cuando aquél numerazo de la herencia de Lopez Portillo... Ay Sasha...

(La foto que engalana este post es obra de la fotógrafa Paulina Lavista)