Thursday, February 01, 2007

El Edu


Se nos peluqueó de casquete corto. Era a toda madre. No mi cuate-cuate pero me daba gusto verlo a diario. En ocasiones yo llegaba a las 10 am y lo encontraba con toda la cara de desvelado porque, por caprichos del patrón o la clienta, no había salido de la oficina en 24 hrs. Se quejaba del desorden de la cuenta, de los cambios de última hora y toda la demás miseria que le quitaba noches de su vida, pero al rato estaba nuevamente sonriendo.

Cada que tenía que preguntarle algo sobre los proyectos que llevaba, hacía un alto y me daba respuesta rápido. A pesar de estar 'atascado' de chamba.

Cuando coincidíamos en el comedor, hablábamos de cualquier cosa. Especialmente de tantos y tantos colegas que han pasado por el despacho. Repetía con gracia sobre un copy –que trabajó con él y se cambió de agencia–: "No se fue, sólo se nos adelantó".

Y quién se iba a imaginar que de un viernes a un lunes cualquiera, él también se nos iba a adelantar. Pero en el viaje eterno.