Wednesday, August 22, 2007


Una maldita pesadilla de muerte y devastación


Ésa era una frase que solía repetir un maestro de Kevin Arnold en "Los Años Maravillosos". Gustaba el tal teacher de hablar sobre cataclismos, lucha de especies y linduras por el estilo. Y algo así querían transmitir en vivo y a todo color las tristes televisoras mexicanas con el ahora famoso Dean. Ahi estaba el otro teacher grabando comentarios cada media hora durante la madrugada del 21 de agosto, cuando el huaracán le daba sus primeros llegues al mal llamado Caribe Mexicano. "El monstruo golpea con toda su fuerza, no ceja en su afaán destructivo" era el tipo de frases que repetía y repetía Joaquín. Y del otro lado de la TV, el Alatorre en las mismas. No con una crónica tan ridícula como la de su teacher López Dóriga, pero si con el terrorismo informativo a tope.

Supongo que los pendejos no se perdonan el que Wilma en el 2005 los haya agarrado desprevenidos y terminara con Cancún, Cozumel y Anexas sin su testimonio. Aquella vez tardaron más de un día en reaccionar. Ese mismo año Stan le dio en la madre al Chiapas, pero ¿a quién le interesa Chiapas, si siempre han vivido como náufragos? Hoy lo que ansían, lo que quierían, era vender la desgracia desde la entraña, transmitir en vivo la desaparición de la península de Yucatán. ¡Vaya exclusiva que tendrían! El rating a todo.

Mientras, la única pesadilla de devastación que sigue y sigue es en la mayoría de los medios informativos.

Thursday, August 16, 2007


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Pinche publicidad, ya nada respeta: nomás hay que tratar de ver los partidos de fut. Les vale madre y en plena jugada ofensiva tapan la pantalla anunciando el desodorante con el cual todas las chavas te las van a poner ipso facto. Nomás en la final del último torneo en el que el glorioso Pachuca se coronó, había un anuncio publicitario cada 90 segundos. Qué calvario!

No ha hecho la querida publicidad sino pervertir todo lo que toca: el deporte, la cultura, el cine. Nada más aberrante que una marca como el centro de atención en lo más emocionante de una aventura. Lo patético de ver a Reed Richards, el fantástico Hombre Elástico, orgulloso de la super nave que consruyó... con parrilla de Dodge.

Los anuncios espectaculares que tapan sin pudor algo más espectacular como el cielo mismo. Tener que fletarse la retahíla de anuncios en cualquier estación de radio, al abrir una página web o, lo más aberrante, ver en TV a un actorcillo disfrazado de doctor diciendo que por su experiencia como médico sabe que recetarnos, para verlo al corte siguiente engañando a su mujer con la golfa más deseada.

Pinche publicidad, es el diablo.